Mi búsqueda de la energía vital del agua comenzó en la isla de Tenerife en el año 1998, donde he vivido en aquellos años. En realidad no estaba busquando – la he encontrado la vitalidad del agua. Hasta entonces, para tratar el agua me bastaba con filtrarla, desalinizarla o descalcificarla. Por supuesto, ya tenía mis ideas, pero iban más en la dirección de una alimentación sin sustancias nocivas. Por casualidad, conocí de algunos amigos la obra del silvicultor austriaco Viktor Schauberger, que vivió a principios del siglo XX.
Este incansable investigador fabricó el primer «generador de agua de manantial» ya en 1935, convencido de que «la gente del futuro necesitaría técnicas de este tipo para mantener limpia y revitalizar el agua», que, en su opinión, ya estaba siendo estropeada por los procesos industriales de la época. ¿Revitalizar? ¿Revitalizar el agua? A Viktor Schauberger le interesaba la vitalidad del agua.
Observó la naturaleza y construyó técnicas basadas en ella hasta el final de su vida, en 1958, con las que se pudo demostrar que el agua tiene poderes propios, que para nosotros, como humanos, tienen prioridad sobre todo lo demás que puede aportarnos el agua. Desde entonces nunca me abandonó esta nueva dimensión sobre la naturaleza del agua. En muchos viajes pude conocer a investigadores, físicos, personas y bibliografía que me ayudaron a comprender más y mejor la vitalidad y la necesidad del agua. En pocas palabras, es el motor de toda la vida en la Tierra, sin el cual nada puede vivir y nada puede sobrevivir.
Según Werner Heisenberg, el gran físico y Premio Nobel, son las energías naturales el potencial que se condensa en sustancia. Esto pueden ser procesos en que la comprensión puede cambiar la dirección de la vida. Al menos así fue para mí. Fue en ese momento cuando fundé «Agua Viva» y desde entonces me
dediqué intensamente al agua.
Algunas de las investigaciones independientes más interesantes también fueron llevadas a cabo por
universidades. En 1963, el profesor coreano Dr. Muh Shik Jhon, de la Universidad de Utah, oyó hablar de
las interesantes técnicas y resultados de Schauberger utilizando la energía viva del agua.
(Foto Dr.Muh Shik Jhon) Su colega y amigo el Dr. Lee Lorenzen, bioquímico estadounidense, le contó
cómo había podido curar a su mujer con agua de microclusters. En un principio, el Dr. Jhon quería incluso
refutar esta teoría insólita. Sin embargo, sus investigaciones estrictamente científicas le llevaron después a la convicción de que el agua tiene su propia fuerza vital, al igual que las plantas, y que la naturaleza se abastece de esta energía.
Los trabajos sobre los cristales de nieve del fotógrafo Wilson A. Bentley (Foto A.Wilson Bentley) y las curaciones del médico francés René Quinton con agua procedente de vórtices de agua múltiples llegaron a ser muy conocidos. Las herramientas construidas por el sencillo silvicultor Viktor Schauberger parecían poco espectaculares, quizá un poco extrañas. Pero los efectos eran notables y claramente reconocibles. También pudo justificar objetivamente estos cambios cuando se dio a conocer más allá de las fronteras de Austria.
El sueco Olof Alexanderson (Foto Olof Alexanderson) quedó fascinado por la precisión matemática de las construcciones manuales de Schauberger, y decidió escribir el primer libro sobre el austriaco.
Años más tarde, el australiano Callum Couts (Foto Callum Couts) conoció a Walter, hijo de Viktor Schauberger, y más tarde vivió tres años en casa del nieto de éste, para estudiar todas las construcciones e instrumentos de medición que se mostraron en una gran exposición a la que yo misma también pude asistir. (Foto Libro Living Energies).
Pioneros en la conciencia al agua
A principios de los años sesenta, el profesor de química coreano Dr. Muh Shik Jhon supo por primera vez del silvicultor Viktor Schauberger. El Dr. Jhon se propuso refutar las tesis poco ortodoxas de este silvicultor austríaco y dotar de una base científica a la polémica suscitada en torno a ellas en la Universidad de Utah. Sin embargo, se convirtió en un gran defensor de los descubrimientos de Schauberger, escribió numerosas publicaciones científicas sobre la insólita composición química del agua remolineada y, tras 40 años de investigación, poco antes de su muerte, publicó el libro de divulgación científica El puzzle del agua y la clave hexagonal (Ediciones EcoHabitar) sobre los remolinos implosivos, que se tradujo a varios idiomas.
Lo que comenzó con las fotografías de Wilson A. Bentley, en las que se apreciaban las diferencias entre los cristales de nieve a finales del siglo XIX, continuó con las curaciones del Dr. René Quinton, que documentó con fotografías los importantes éxitos curativos obtenidos con el agua procedente de remolinos marinos.
Toda una autoridad en lo que respecta a las ideas y técnicas de Viktor Schauberger y su hijo Walter, es el australiano Callum Couts (1938). En los años noventa del siglo pasado publicó su libro Energías vivas, una obra sumamente práctica. En algunas partes parece más un manual de construcción o un libro de referencia para los tubos vorticiales de Schauberger. Contiene una explicación bien fundamentada de las energías naturales procedentes de los remolinos implosivos.
Y por último, a finales de los años noventa, el japonés Dr. Masaru Emoto se convirtió en embajador mundial de la comprensión de la estructura armónica hexagonal del agua gracias a su libro ilustrado Los mensajes ocultos del agua, entre otros, y sus investigaciones privadas. Hoy en día, sus fotos de las estructuras del agua siguen inspirando a todo aquel que empieza a comprender el poder del agua. El Dr. Emoto consiguió poner un «rostro» a la vitalidad del agua en todo el mundo. La inspiración de Masaru Emoto fue el bioquímico estadounidense y compañero del ya mencionado Dr. Muh Shik Jhon, el bioquímico Dr. Lee Lorenzen. Su especialidad era la eficacia de los medicamentos, y la enfermedad de su mujer le llevó a estudiar el agua estructurada.
Primeros vitalizadores en España
A partir de 1999, se instalaron activadores GIE en las conexiones de agua de muchos hogares de las Islas Canarias. La calidad del agua cambió notablemente, aunque en algunas ocasiones todavía no se entendía muy bien por qué. Las primeras experiencias no siempre fueron positivas.
En algunas piscinas privadas, las pastillas de cloro de repente se disolvían con gran rapidez, lo que no ocurría antes. En otro caso, de repente aparecieron llamativas manchas de cal en las hojas oscuras de un hermoso jardín de rocas de lava. La nueva agua activada y vitalizada no solo causó un gran entusiasmo, sino también estrés. Pero el entusiasmo seguía siendo mucho mayor que el estrés, ya que el agua de la ducha y de la piscina era mucho más blanda. La sensación en la piel era mejor, el pelo tenía un aspecto más brillante, la alergia al cloro desapareció por completo y el placentero sabor del agua del grifo era reconfortante.
A menudo es una cosa trivial lo que inicia el cambio
A mí personalmente me dejó sin palabras una insignificante maceta en un jardín asilvestrado. Se regaba como de costumbre, pero desde hacía tres meses los riegos se hacían con agua vitalizada. Nunca me habría fijado en la planta si un pequeño canal de televisión local no hubiera manifestado su intención de emitir un debate sobre la calidad del agua en Tenerife. Entre los invitados también se encontraba el desarrollador del activador GIE, Peter Gross.
En aquel momento, acababa de incluir la vitalización del agua en mi programa y visité algunos hogares que ya llevaban unos meses utilizando el activador GIE. En una de estas visitas, de repente me fijé en la planta de un jardín cuyas hojas presentaban un aspecto muy diferente. Casi no podía creerlo. Había una planta en una maceta que daba pena verla, pero con un hermoso follaje en su copa.
Aunque ya había leído toda la literatura sobre la fuerza vital del agua y empezaba a comprender las ideas de Schauberger, no fue hasta entonces, al observar esta planta, que pude entender las implicaciones que no se pueden leer en un libro, sino que hay que experimentar para comprenderlas de verdad. Así fue como esta inocente planta se convirtió en la protagonista de la tertulia televisiva. «El agua GIE elimina de los sistemas biológicos la barrera tóxica que nos hemos impuesto a lo largo de los años debido al uso de un agua químicamente muerta», dijo el señor Gross al respecto en el programa.
¿Qué es necesario para que un conocimiento histórico encuentre reconocimiento en la sociedad?
Desde un punto de vista histórico, hay pruebas suficientes de que el sentimiento de veneración hacia el agua, su energía y su poder curativo se conocen desde hace milenios. En la milenaria cultura china se cuenta que los curanderos que cuidaban de la salud de una familia a veces recorrían largas distancias durante días para mezclar el agua de un río con la de otro más lejano con el fin de curar a las personas que tenían a su cuidado. Estos conocimientos ancestrales han sido trivializados por la ciencia moderna a lo largo de la historia.
A pesar de la gran cantidad de trabajos científicos que existen sobre la naturaleza del agua, es interesante comprobar que, a menudo, no son estos trabajos científicos sino la práctica y el sentido común los que prevalecen contra todo pronóstico. También se debe en gran medida a las artísticas fotos de gotas de agua bajo el microscopio del Dr. Masaru Emoto, que consiguieron transmitir la vitalidad del agua a todo el mundo, en muy poco tiempo y de una forma fácilmente comprensible.
Desde los años noventa, existe una asociación transfronteriza para la investigación de la implosión y la energía libre, apenas conocida por el público, cuyos miembros llevan a la práctica resultados históricamente probados por medio de modelos experimentales. Esta asociación publica artículos periódicamente y celebra congresos. Estos congresos me han permitido conocer a algunos científicos de renombre internacional que se interesan por el tema de la energía del agua. He podido ver en funcionamiento tecnologías muy interesantes y que realmente funcionan, lo que hace que me pregunte por qué hay tan poca información sobre ellas en el mercado.
Los primeros aparatos en serie para estructurar el agua
El primer fabricante de vitalizadores de agua listos para la producción en serie fue el austríaco Johann Grander. El principio de acción consistía en encapsular por medios técnicos un agua de alta energía procedente de una fuente especial y hacer fluir el agua del grifo a su alrededor para que pudiera reorientarse. El creador alemán de la técnica GIE, Peter Gross, con la ayuda de físicos experimentados de la Asociación de Implosión, combinó varios principios de acción en un único aparato, lo que dio lugar al activador GIE en 1995. La técnica del activador GIE se basa en gran medida en el principio de remolineado implosivo de Schauberger. Además del remolineado físico que tiene lugar en un recorrido de dos metros de largo dentro del activador GIE, Peter Gross incorporó otros doce mecanismos de acción más. Hasta la fecha, el activador GIE es el único vitalizador de agua que cuenta con quince mecanismos de acción diferentes.
Si dividimos los diferentes mecanismos de acción en grupos funcionales, se obtienen tres grupos de acción principales: el remolineado implosivo, que es el factor esencial, debe integrarse siempre. Los demás mecanismos solo actúan con eficacia cuando el agua cuenta con esta estructura viva. La estructura es la que le confiere la estabilidad al agua. A continuación, en función del método de modulación utilizado, se integran los mecanismos de información en la estructura básica. Las energías naturales se transfieren al agua en forma de luz. Si colocamos un vaso de agua del grifo al sol durante 10 a 15 minutos (no más, ya que el agua no debe calentarse), se tolera mejor.
Cuando se comienza a planificar la instalación de un vitalizador de agua, no siempre es fácil determinar qué combinación de las distintas posibilidades que hay es la que permitirá obtener la mejor agua, ya que los resultados no siempre se aprecian de inmediato. Por eso, antes de lanzar un aparato al mercado, la mayoría de ellos son analizados por distintos institutos y sometidos a mediciones periódicas con varios métodos de medición. Peter Gross siguió optimizando el activador GIE durante varios años y encargó en repetidas ocasiones todas las pruebas posibles. Así es como en 1998 aparecieron los primeros activadores de agua GIE, listos para la producción en serie. Todo aquel que conozca las diferentes técnicas de revitalización del agua que existen actualmente en el mercado se encontrará rápidamente con el dispositivo GIE. En la actualidad, es el aparato más completo, ya que cuenta con remolineado implosivo físico real y quince mecanismos de acción diferentes.
Para que el agua nos beneficie, necesita las vibraciones beneficiosas del cosmos. Físicos japoneses constataron hace ya tiempo que existe una especie de agua original (posiblemente procedente de los anillos de Saturno) que se mueve libremente por el cosmos y que llega a nuestra biosfera como formaciones de hielo que se funden en ella. Se cree que la estructura de esta agua es tóxica para la vida terrestre hasta que se ha adaptado al patrón de frecuencia especial de la Tierra. Las frecuencias tóxicas producidas de forma química o técnica que no están en armonía con la vibración de la Tierra disuelven los patrones vibratorios de la Tierra desde dentro. Esto hace que la vida se retraiga. Por eso, los filtros de agua no pueden revivir el agua ni tampoco cargarla de energía.
El agua natural sana nos aporta energías cuando vibra en consonancia con las frecuencias de la tierra. Para mantener o restablecer estas vibraciones, la naturaleza dispone de una forma de movimiento físico: el remolineado implosivo. Este movimiento es la base para recuperar las energías que estimulan y promueven la vida.
Y es que la naturaleza es nuestra maestra.
Marion Kuprat
Traducción: www.claudiafischer.es