Desinfección del agua – Parte II
Comparativa de sistemas conocidos
Cloro corriente
El cloro es el desinfectante más comúnmente utilizado. Sin embargo, la cloración conduce a la formación de compuestos de cloro orgánico volátiles que se generan debido a la reacción del cloro con material orgánico. Debido a la fuerte toxicidad, concentraciones de 3 gramos de cloro puro por metro cúbico de aire producen la muerte después de unas pocas inhalaciones. Conocidos subproductos como los trihalometanos, son el cloroformo con sospecha de efectos cancerígenos en animales, y las cloraminas que tienen efectos desencadenantes de alergias.
Otro efecto secundario es el desagradable olor a cloro y el peligro de quemaduras cáusticas al inhalar sus vapores bajo una ducha caliente o en la piscina. De hecho, el cloro es un asunto muy peligroso directamente dirigido hacia nuestra salud, aunque evita la propagación de las bacterias.
Radiación-UV
La desinfección por UV no requiere de productos químicos peligrosos, por lo tanto, no tiene impacto medioambiental. El agua mantiene su propio sabor y olor. Los rayos UV actúan en cuestión de segundos y alcanzan ratios de desinfección muy altos. La seguridad del equipo se garantiza a través de sensores que monitorizan el proceso. El agua cumple con la normativa del agua potable y los costes de inversión y mantenimiento son relativamente bajos.
De todos los métodos de desinfección actuales, la desinfección por UV está especialmente indicada para grandes cantidades de agua. En este ámbito es muy efectiva, económica e inocua. Sin lugar a dudas, la gran ventaja de este procedimiento es que, al agua no se le añaden sustancias nocivas por lo que no se modifican ni el sabor ni la composición química del agua. No obstante, la calidad biológica del agua se ve fuertemente resentida. El agua que ha sido tratada con este método, desde un punto de vista biológico, se considera tan muerta como el agua destilada. Por lo tanto, el daño que genera esta tecnología es al menos tan alto como la propia radiación contra los virus patógenos, bacterias y protozoos. Sin embargo, a nivel mundial, se trata de una tecnología muy popular, fiable y de poco mantenimiento. Se elimina el manejo de gases peligrosos pero el agua necesita ser revitalizada, en el sentido literal de las palabras.
Ozono
La ozonización genera una rápida desactivación de la contaminación micro-orgánica debido al efecto reactivo del ozono. Esto permite reducir dramáticamente los problemáticos productos químicos para la desinfección del agua. Sin embargo, el ozono es muy inestable y necesita combinarse rápidamente con las sustancias orgánicas del agua para obtener el efecto deseado, ya que de lo contrario se descompondría rápidamente en oxígeno puro, desaparece, sin residuos… Cuando el ozono inactiva bacterias nocivas o sustancias contaminantes, se oxida y no se generan residuos químicos ni otro tipo de residuos. La ventaja de la utilización de ozono para el tratamiento del agua / desinfección del agua reside en su mayor rentabilidad: los productos químicos son muy costosos en el largo plazo.
Dióxido de cloro
La capacidad de oxidación del dióxido de cloro es hasta un 250% superior a la del cloro. No debe confundirse con la cloración habitual. El dióxido de cloro estabilizado es un proceso no tóxico. Está disponible como una solución acuosa. Las características específicas de este desinfectante altamente efectivo han sido probadas para el uso a corta distancia. Sustancias olorosas y sabores desagradables procedentes, por ejemplo, de algas u otros procesos de descomposición, simplemente son oxidados por el dióxido de cloro transformándose en sustancias inodoras e insípidas. La tasa germicida del dióxido de cloro es muy buena. Tanto la eliminación eficaz, como la prevención de películas biológicas, así como su efecto bactericida duradero, incluso en rangos de pH entre 4 y 10, es posible dentro del ámbito cercano. El dióxido de cloro se descompone cuando se expone a la luz y a altas temperaturas a oxígeno y cloro en cantidades inferiores a los límites medibles. Es muy adecuado para desinfecciones de choque y para aplicaciones pequeñas. Para ámbitos mayores, la utilización in situ como desinfectante universal es más costosa debido a la maquinaria necesaria para el sistema de desinfección.
Hipoclorito
Las soluciones de hipoclorito se utilizan cuando necesitamos tratar rápidamente y sin mucho esfuerzo una pequeña cantidad de agua. Este desinfectante sirve como un eficaz tratamiento de choque. La utilización de soluciones de hipoclorito apenas supone un riesgo para la seguridad, como por ejemplo, el cloro. Esta desinfección elimina bacterias libres y legionella, pero no penetra películas biológicas previamente existentes.
Osmosis inversa
En la ósmosis inversa, el agua es forzada bajo una gran presión a través de membranas muy finas. Los sólidos en suspensión, colorantes, coloides, compuestos orgánicos, virus y bacterias se separan del agua durante este proceso. Se aplica una presión de hasta 100 bares. De esta forma es posible eliminar hasta un 99% de los sólidos disueltos y bacterias. Existen equipos de ósmosis inversa con un módulo de ósmosis inversa capaz de desinfectar varios litros por hora. Estos están diseñados para el uso doméstico o de laboratorio. Siguiendo el mismo principio también existen instalaciones desalinizadoras de agua de mar con una capacidad de varios cientos de metros cúbicos de agua limpia y clara por hora. Lamentablemente, del agua filtrada también se eliminan los minerales vitales para la vida. Esta agua no tiene ninguna estructura y en realidad debería mezclarse con agua dulce o ser revitalizada.
Las membranas son a menudo un buen medio de cultivo para los microorganismos. Por eso es necesario garantizar una buena desinfección. Con este método también es importante prestar atención a los materiales de las membranas y el tanque de agua, ya que el agua obtenida de esta forma casi siempre es ligeramente ácida. Para la obtención de un litro de agua limpia, dependiendo del equipo, se necesitan entre 3 y 25 litros de agua. La mineralización y revitalización es muy importante para este tipo de filtración para mantener estable la calidad del agua obtenida.
Filtración
La filtración pertenece a los procedimientos mecánicos de desinfección del agua. La filtración es un proceso de separación mecánico en el que se utilizan filtros con poros muy pequeños. El proceso de filtración con carbón activo es una buena medida para el ámbito doméstico, como suministro de emergencia o en la industria de bebidas, ya que debido a la gran pérdida de presión que se produce durante el proceso de filtrado por motivos económicos no puede ser utilizado para el abastecimiento público de agua. En este caso, su utilización con filtros de bloque de carbón es una buena elección, ya que la gran capacidad de retención gracias a la fuerza de adsorción del carbón activo es ideal para pequeñas cantidades de agua. Al igual que con la ósmosis, existe el riesgo de contaminación si no se realiza la sustitución regular del cartucho.
Para la producción de grandes cantidades se utilizan membranas plásticas o filtros compactos con elementos filtrantes de cerámica. En función del material, tamaño de la instalación y distancia de la extracción, los filtros naturalmente también son un caldo de cultivo para los microorganismos si no se limpian y sustituyen regularmente los cartuchos.
El carbón activo se produce por carbonización de materias primas. La mejor materia prima con los poros más finos son las cáscaras de coco. Los canales porosos extremadamente finos y ramificados proporcionan una filtración de calidad que también es utilizada en los buenos equipos de ósmosis como cartucho adicional para la filtración posterior después de pasar por la membrana. Los filtros de bloque de carbón barato que se pueden obtener en algunos grandes almacenes no son de un material de calidad y, a parte de la masa de carbón, contienen al menos una tercera parte de sustancias de relleno que permiten compactar y pegar el carbón activo en un bloque sólido sin necesidad de largos procedimientos.
Las empresas Carbonit y Reiser de Alemania no trabajan de esta forma. Utilizan distintos procedimientos, ya sea al horno o bajo presión, pero garantizado sin aditivos tóxicos. Parece que la interacción de la filtración por carbón activo, con el método de dióxido de cloro y una vitalización que convence son el equipo invencible para una nueva calidad de agua: limpia, sin tóxicos y dinámica.
Marion Kuprat